Durante el tiempo que perduró se vendieron más de 100.000 máquinas que inundaron salones de juegos, bares y todo tipo de tiendas. Tanta gente jugaba a Space Invaders que se produjo una pequeña crisis nacional debido a la escasez de monedas: la fábrica de la moneda japonesa tuvo que triplicar las monedas en circulación de 100 yenes porque las maquinitas de videojuegos las estaban acaparando todas.
Treinta años después, se mantiene todavía en el Libro Guiness de los Récords como la máquina recreativa más exitosa de la historia a nivel comercial.
Via: Microsiervos
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